Tuesday, March 11, 2008

qué te hacés la atlética vos, pokemón

ayer agarré y empecé a hacer acrobacia, como consecuencia del formulario que había firmado dos días antes en un ataque de cordura momentánea para satisfacer a mi rompebolasmente hiperquinética niña interior, a quien callaba a golpes hace una década (cantidad de tiempo a partir de la cual la palabra retomar se vuelve mentira)

no sé qué fue en el dolor de cuerpos que me hizo pensar de que pronto era una superwoman superpoderosa lamás superpoblada superpreparadísima mujer, que me hice la canchera hacia mís misma a un nivel extraorbitante, y con todas mis contracturas nuevas no cicatrizadas, mis pies todavía blandísimos, suavecísimos sin callos y yo nos madrugamos como no madrugabábamos nunca (bueno,
(no?)
quien dice madrugar como no madruga nunca habla de cantidad de tiempo dormido, no de horarios) y me inmuscuí en una clase de trapecio, llena de gente en trapecios y en donde (obviamente) tenía que agarrarme de un trapecio y (me pongo toda reiterativa), estar agarrada de él, dando vueltas y con cara de no tener dolor de manos, que es por supuesto uno entre muchos otros rincones donde uno se descubre capaz de sentir dolor, pero del que está buenísimo (lo feliz que está mi pequeño tyler durden no me hace falta explicarlo)

1 Comentarios:

  • At 3:13 PM, Anonymous Anonymous said…

    Uno piensa que el trapecio es puro dolor.
    ... y entonces prueba tela...

     

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