trauma deporvidal

ayer vi morir una paloma.
mientras se estampaba por la calle hacía vueltas carnero moviendo alitas patitas loca y encírculosmente hasta que quedó, con sus uñas apuntando desprolijamente a cualquier lado y las plumas así nomás, tirada panza arriba incontenida pero no desparramada, porque eso iba a venir después, con una inevitabilidad que sé ahora que ya pasó y que sabía en ese momento que todavía no había pasado, y supe mientras estaba pasando y tuve que darme vuelta para no verla e imaginarme que a lo mejor el bondi la esquivaba, como la luna equivaba el sol en el corto del chabón con tirantes en el festival donde lau usó su vestido verde.
pero no la esquivó nada, y yo que sabía que no me daba para ir a patearla ante la inminencia, y que ningún barrendero estaba apareciendo mágicamente para pedirle que la barriera por piedad, no tuve más que poner cara de horror y taparme la cara con mi libro, buscando con los ojos a quien quisiera compartir mi impresionable impresión y obviamente no había nadie, porque el 39 no pasa nunca y eso es porque nadie lo espera, nunca.