infierno cielo plim plam plum cielo y no puede durar mucho

me encanta.
volví a empezar rayuela cenando vino y queso y el eventual más vino aun.

(y encontré helado de chocoalate y ahora soy cuatrocientos por ciento más feliz)
sé que no debería. pero hay de fondo una combinación de estos cantantes myspacers, y este que no suena y está tan pegado, y lo que jamás osaríamos llamar amarnos a lo mejor es o fue que yo estuve siempre adelante de él con un jazmín seco que no sé de donde salió en algún lugar de la mano y sosenía dos velas que no tienen por qué ser verdes ni rojas ni azules, ni tienen por qué ser dos sólo porque tus manos sean dos y tu resto sean uno y tu espacio sea mío o ni tanto, y el viento nos soplaba encima, y las despedidas se me agolpan sin gente extra en los monederos que se sacan de las billeteras con botoncitos como los boletos de colectivo rojos y rayados que sólo se sacan en las estaciones, , cuando el viento pega tan rápido que no hay que pensar tanto cuanto tarda el recorrido sino la fila.

me pregunto a qué genio magnánimo del diseño se le ocurrio que mi edición de Rayuela tuviera como tapa una cama desarmada tan poco de los hoteles donde habrán cogido sin parar la maga y él, tan poco desarmada tan poco sucia tan poco húmeda.
una vez más.
relean,
decime si no es verdad.