walt whitman y los pochoclos
resulta que yo salí a la calle a hacer uno de esos trayectos tan poco significativos que hacen que el recorrido sea la gracia, como ir a cambiar un par de auriculares o llevarle una caja de zapatos a alguien o ir a la esquina a ver si llueve.
en el camino el día era tan perfecto que yo desearía haber llevado mi cámara y por suerte reposaba reposando en mi bolsillo. qué suerte enterarse que hay otra gente como uno, y además siempre está bueno que el cielo y las sombras y el sol se pongan para vos, eso que no puede ser que no estén todos embobados mirando ese edificio y la sombra del balcón, cómo puede ser que no haya una cuadra llena de gente que paró de caminar para ver cómo ese árbol tiene entre todas sus variedad de hojas una que es exactamente del exacto sacto mismo color que la pared que está al lado del vidrio que refleja nítidamente el cielo, justo al lado de cielo.
llegando a la pseudo plaza por la que siempre paso en mi yendo a la facultad desde el colectivo y nunca me bajo, sobre cuyas sillas las sombras caían literalmetne desparramadas y la sonia como una frenética tratanto de guardarse en el bolsillo roto donde va la cámara todas las que había, ,,me hice otra pola (véase pola --> acá), me encantan mis polas, ya tengo un par y son una linda variedad. nunca me animo a pedirles que me posen, entonces me hago la qu en realidad no la quiero tanto, depsués me hago la que en realidad no tiene una cara tan linda, despés me hago la que en realidad jsuto esta no es tan pintoresca, y después voy y muy tímidamente les pregudo. me está pasando que darme cuenta de que en realidad no les molesta me está haciendo hacerlo más, y va a llegar un momento en que no voy a creer en el concepto de desubicación, cosa que me está pasando cada vez un poco más a menudo (véase escena de la pelea de la mina con una corbata y cara de que su pollera le queda cada vez más incómoda en blow-up y compáresela con la que se imaginan que tuve yo hoy con el gordo que vende pochoclos y garrapiñadas en plaza italia).
otra cosa que me pasa con mis polas es que se ocnvierten en tan divinas y tan que les encanta y que apoyan la afición juvenil y tan que se saben musas y tan que alguna vez lo fueron, o bien nunca lo fueron y están encantadísimas de enterarse que lo son, que entran en una catarsis sin remedio que me hace agradecerle a los cielos con exaltados gritos internos que mi cámara no sea analógica y que con solo girar un botón y con cara de qien no quiere la cosa y está apoyando su cámara en la mano así nomás puedo filmarlas mientras dicen párrafos fabulosos que no se puede creer la suerte que tengo de estar ahí.
a la vuelta y como para no parar el impulso poseedor en medio del día y los soles, fui a la parte de los libros a mirarlos y cambiarlos de lugar, y a falta de un libro específico un hombre como quien te pide perdón me dijo que tenía las obras completas de walt whitman tomo dos bilingüe y que me lo daba muy baratamente, ,,
mientras lo leía caminando por la vereda sin miedo de pisar caca de perro, descubrí que lo que me habían vendido como un libro en perfectas condiciones en realidad tenía un par de cosas en birome que eran ni más ni menos que correcciones de traducción que su antiguo dueño había marcado.
me encantan cuando pasan esas cosas.
y media cuadra después tenía otra pola. era la mina de los pochoclos.
esole, cua.
voy a cambiar el fondo y todo eso y todo mi eso también
en el camino el día era tan perfecto que yo desearía haber llevado mi cámara y por suerte reposaba reposando en mi bolsillo. qué suerte enterarse que hay otra gente como uno, y además siempre está bueno que el cielo y las sombras y el sol se pongan para vos, eso que no puede ser que no estén todos embobados mirando ese edificio y la sombra del balcón, cómo puede ser que no haya una cuadra llena de gente que paró de caminar para ver cómo ese árbol tiene entre todas sus variedad de hojas una que es exactamente del exacto sacto mismo color que la pared que está al lado del vidrio que refleja nítidamente el cielo, justo al lado de cielo.
llegando a la pseudo plaza por la que siempre paso en mi yendo a la facultad desde el colectivo y nunca me bajo, sobre cuyas sillas las sombras caían literalmetne desparramadas y la sonia como una frenética tratanto de guardarse en el bolsillo roto donde va la cámara todas las que había, ,,me hice otra pola (véase pola --> acá), me encantan mis polas, ya tengo un par y son una linda variedad. nunca me animo a pedirles que me posen, entonces me hago la qu en realidad no la quiero tanto, depsués me hago la que en realidad no tiene una cara tan linda, despés me hago la que en realidad jsuto esta no es tan pintoresca, y después voy y muy tímidamente les pregudo. me está pasando que darme cuenta de que en realidad no les molesta me está haciendo hacerlo más, y va a llegar un momento en que no voy a creer en el concepto de desubicación, cosa que me está pasando cada vez un poco más a menudo (véase escena de la pelea de la mina con una corbata y cara de que su pollera le queda cada vez más incómoda en blow-up y compáresela con la que se imaginan que tuve yo hoy con el gordo que vende pochoclos y garrapiñadas en plaza italia).
otra cosa que me pasa con mis polas es que se ocnvierten en tan divinas y tan que les encanta y que apoyan la afición juvenil y tan que se saben musas y tan que alguna vez lo fueron, o bien nunca lo fueron y están encantadísimas de enterarse que lo son, que entran en una catarsis sin remedio que me hace agradecerle a los cielos con exaltados gritos internos que mi cámara no sea analógica y que con solo girar un botón y con cara de qien no quiere la cosa y está apoyando su cámara en la mano así nomás puedo filmarlas mientras dicen párrafos fabulosos que no se puede creer la suerte que tengo de estar ahí.
a la vuelta y como para no parar el impulso poseedor en medio del día y los soles, fui a la parte de los libros a mirarlos y cambiarlos de lugar, y a falta de un libro específico un hombre como quien te pide perdón me dijo que tenía las obras completas de walt whitman tomo dos bilingüe y que me lo daba muy baratamente, ,,
mientras lo leía caminando por la vereda sin miedo de pisar caca de perro, descubrí que lo que me habían vendido como un libro en perfectas condiciones en realidad tenía un par de cosas en birome que eran ni más ni menos que correcciones de traducción que su antiguo dueño había marcado.
me encantan cuando pasan esas cosas.
y media cuadra después tenía otra pola. era la mina de los pochoclos.
esole, cua.
voy a cambiar el fondo y todo eso y todo mi eso también